Al concluir el XIV CONIAM, los niños y adolescentes de México, conscientes de nuestro compromiso bautismal, y convencidos de nuestro amor a Jesús y a la Iglesia, manifestamos que:
1. El niño y adolescente discípulo misionero es quien ama a Dios, y lo demuestra con alegría ayudando y amando a las demás personas.
2. El niño y adolescente discípulo misionero es entregado a la Iglesia, fiel al Evangelio y generoso en su misión.
3. El niño y adolescente discípulo misionero está atento a la Palabra de Dios, aprende de ella y la anuncia a los demás con sacrificio y humildad.
4. El niño y adolescente discípulo misionero sirve a Dios con amor y humildad llevando, fortalecido por la oración, el Evangelio a todo el mundo.
5. El niño y adolescente discípulo misionero es entregado en la oración y dispuesto al sacrificio predicando con fidelidad y humildemente el Evangelio.
6. La familia discípula misionera permanece unida en la oración ayudando a los demás, compartiendo su amor y su alegría.
7. La familia discípula misionera se une con Jesús y con María para dar y recibir amor, compartiendo la Palabra de Dios con los que no lo conocen o ya se les ha olvidado.
8. La familia discípula misionera da ejemplo de su unión yendo a misa todos los domingos y enseñando a los demás a vivir y celebrar los sacramentos.
9. La familia discípula misionera siempre predica con humildad poniendo el nombre de Dios en alto.
10. La familia discípula misionera es unida y generosa en el cumplimiento de su misión.
“Tu vida, Padre Maldonado, a la Misión nos ha invitado”.
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